"El asesino de mi hermano es ahora mi amigo"

En el 99% de los casos, las familias de las víctimas asisten a las audiencias de solicitud de libertad condicional para asegurarse de que los condenados no vuelvan a ver la luz del día.
viernes, 15 de septiembre de 2017 · 09:15

Denise Taylor y su padre, Jim, entran al Salón de Conferencias 2 de la Instalación Penal de Soledad, California, Estados Unidos. Son las 8:30 de la mañana del 6 de diciembre de 2016.

Denise, de 54 años, y Jim, de 78, ya han estado aquí varias veces a lo largo de los años. Es el salón donde se revisan las solicitudes de libertad bajo palabra de los reclusos en esta penitenciaría de máxima seguridad.

Han conducido un largo trecho desde su vecindario de clase media alta en Los Ángeles para escuchar el caso de Ronald Fields, recluso número D00742 que lleva 32 años encarcelado.

Fields cumple una condena por matar de un tiro a Bo, el hermano de Denise, en 1984.

Ronald Fields
Image captionRonald Fields durante una audiencia para la libertad condicional.

En el 99% de los casos, las familias de las víctimas asisten a las audiencias de solicitud de libertad condicional para asegurarse de que los condenados no vuelvan a ver la luz del día.

Sin embargo, como en ocasiones anteriores, Denise y Jim están presentes para abogar por la libertad de Fields, a quien llaman "Ronnie", porque están convencidos que está completamente arrepentido y que ya ha pagado suficiente condena.

Es una situación difícil y emotiva, particularmente porque durante la audiencia se repasan en detalle los crudos hechos del crimen.

El crimen

En septiembre de 1984, Bo y un amigo se dirigían a Compton, en ese entonces uno de los lugares más carentes y violentos del condado de Los Ángeles, en busca de marihuana.

Compton
Image captionCompton era lo más alejado del suburbio blanco donde vivía Bo.

Bo Taylor tenía 19 años y vivía con su padre desde que Jim se divorció de su esposa, hacía casi una década.

No podía ser más diferente a Denise, su hermana mayor, que a sus 22 años se había quedado viviendo con su madre.

Denise era considerada la "chica buena"; ordenada, juiciosa, estudiosa y estaba a punto de ingresar en la escuela de medicina.

Por otra parte, la vida de Bo era caótica, reconoce su familia. Sus notas en la escuela nunca fueron buenas y nadie parece acordarse de si llegó a graduarse de la secundaria.

Se la pasaba en la playa, descamisado, con su pelo rubio alborotado por el viento. Igual al día en que lo mataron.

Manhattan Beach
Image captionBo se la pasaba en la playa de Manhattan Beach, en el occidente de Los Ángeles.

En esa ocasión, había estado en la playa todo el día con un amigo. Dos niñas afroestadounidenses les pidieron que las llevaran a casa.

Así fue como unos chicos blancos de un enclave suburbano terminaron en Compton, un distrito de mayoría negra en manos de la epidemia del "crack"(pasta de cocaína) que arrasaba los centros marginados de EE.UU. en los años 80.

Bo era un extraño en ese entorno pero no lo pensó dos veces al preguntar a las dos chicas dónde podía conseguir un poco de marihuana.

Cuando las dejó en casa, se estacionó frente a un almacén de licores. El lugar equivocado.

Allí se encontraba Ronnie Fields, que al comienzo pensó que Bo y su amigo era policías.

Al darse cuenta de que eran un par de muchachos despistados, decidió que los estafaría tomando su dinero sin darles la marihuana.

Fields tomó un arma de su auto y les dijo a los dos jóvenes que salieran corriendo. Bo, confundido, dijo: "¿Qué?". Hubo un solo tiro que le dio en el corazón.

El impacto

Era un sábado y Denise se encontraba entrenando fútbol cuando llegaron los amigos de Bo para contarle lo ocurrido. Salió para el hospital.

Allí el médico le dio la mala noticia y Denise tuvo que llamar a su padre para informarle que Bo estaba muerto.

Denise y Bo, de niñosDerechos de autor de la imagenFAMILIA TAYLOR
Image captionAunque Denise y Bo eran como el agua y el aceite, ella pensó que hubieran podido tener una buena relación.

No pudieron asimilarlo al principio. "No tenía sentido", dice Jim, "Quiero decir, mi hijo no muere, a mi hijo no lo pueden matar".

Poco a poco empezaron a entender pero el impacto los estremeció.

Jim asistió a todo el proceso judicial, desde la audiencia preliminar hasta la sentencia.

Quería que a Fields le dieran la pena de muerte. Tuvo fantasías de entrar al tribunal con un arma y matar al hombre que asesinó a su único hijo.

Denise, por su parte, sólo fue al primer día del juicio y no estuvo para la sentencia. No obstante, llamó para decir que quería cadena perpetua para Fields sin posibilidad de libertad bajo fianza.

La muerte de su hermano la dejó traumatizada.

Empezó a tenerle miedo a la gente de raza negra. Una vez, cuando una pareja anciana afroestadounidense le pidió direcciones pensó que le querían hacer daño.

"Tenía esta sensación de no saber qué era lo que sucedería, cualquier cosa podría pasar", reconoció.

Mapa

Sin embargo, el destino la obligó a cambiar de parecer.

Como doctora recién graduada, tuvo que trabajar en los lugares donde los médicos veteranos no querían ir. Uno de esos sitios fue en la cárcel del condado.

Sus nuevos pacientes incluían muchos reclusos condenados por asesinato.

Al tratarlos, empezó a escuchar sus historias, a acercarse a ellos. "Son personas buenas que cometieron un error", pensó y no creía que fueran malvados.

Se había casi olvidado de Ronald Fields. Lo había perdonado pero se preguntó si él sería capaz de decirle que estaba arrepentido. Quería escucharlo de él mismo.

Le preguntó a los reclusos que atendía, que cumplían cadena perpetua y le respondieron que ellos darían cualquier cosa de poder manifestar su arrepentimiento a las familias de sus víctimas.

Las visitas en la cárcel

En 2005, Denise decidió escribirle a Fields solicitando si lo podía visitar. Casi inmediatamente recibió una respuesta escrita a mano y en buena letra.

"Señorita Taylor, créame cuando le digo esto: no importa lo que usted o su familia piensen de mí, cada día de mi vida llevo la carga de haberle quitado la vida a alguien. Siento lo sucedido y estoy profundamente arrepentido de haberle causado tanto dolor y malestar a su familia".

Carta de Ronnie Fields a Denise
Image captionLa carta de Fields desde la cárcel motivó a Denise a visitarlo.

Habían pasado 21 años desde que Fields había asesinado a Bo cuando Denise lo visitó en la cárcel.

Nunca había visto a Fields antes. Cuando esperaba en el salón de visitas veía a otros reclusos entrar y pensaba si eran él.

Hasta que un hombre alto con peinado a lo afro se le acercó.

"Hola, soy Denise", dijo ella extendiéndole la mano.

Él se la tomó firmemente pero sin apretar mucho: "Soy Ronnie".

Se sentaron y él fue el primero en hablar: "¿Puedo contarle que sucedió ese terrible día?"

Penitenciaría

Le cuenta los detalles que Denise ya ha escuchado tantas veces. Luego le habla de su vida, de cómo, al igual que Bo, venía de una buena familia pero se metió en una pandilla con su hermano mayor. Que no terminó la secundaria cuando su novia quedó embarazada y que trabajó lavando autos.

Intercambian historias, Denise le muestra fotografías, le habla de su propia familia y dos hijos, uno de los cuales lleva el nombre de Bo.

Fields menciona la muerte de sus padres, que sus dos hermanos estaban en la cárcel y que la visita de Denise era la primera que había recibido en 10 años. Finalmente declara:

"Estoy arrepentido de lo que te quité. Me agobia haberte causado este dolor".

Abogando por la libertad bajo fianza

Cuando Denise le contó a su padre sobre la visita tuvo temor de su reacción pero quedó sorprendida.

Jim manifestó curiosidad en saber qué había pasado, por qué había sucedido ese terrible evento.

Jim, Ronnie y DeniseDerechos de autor de la imagenFAMILIA TAYLOR/BBC
Image captionJim (izq.) manifestó curiosidad por visitar a Ronnie (centro) en la cárcel.

Guiado por una profunda fe cristiana, Jim escribió a Fields para manifestarle su creencia en la redención.

Sintió compasión por él, al mismo tiempo de la nostalgia por lo que había perdido como padre.

Visitó al recluso en la cárcel y quedó convencido de que Fields no tuvo la intención de matar a Bo, que había sido una horrible tragedia.

"Creo que tal vez 10-15, posiblemente 20 años es justicia suficiente para Bo. Él no va a regresar. Así que la justicia que me preocupa es la justicia para Ronnie. Y no creo que una sentencia de cadena perpetua es justa para él", declara Jim.

Pasaron 11 años de visitas, de cartas mensuales de parte de Denise, de varias audiencias para considerar la solicitud de libertad de palabra antes de que, a finales de 2016, ésta le fuera otorgada a Fields.

Jim y Denise visitando la cárcelDerechos de autor de la imagenFAMILIA TAYLOR / BBC
Image captionJim y Denise visitaron a Ronnie en la cárcel durante 11 años.

El comisionado a cargo resaltó su buen comportamiento, el que se hubiera mantenido alejado de las pandillas de la prisión y su arrepentimiento que describió como "su argumento más fuerte".

Particularmente que "la familia Taylor se haya convertido, como usted los describe, en sus amigos".

Denise y su padre no pueden contener sus lágrimas durante el proceso. Cuando están a solas en el estacionamiento Jim le dice a su hija: "Siento como si hubiera hecho algo bueno por primera vez en mi vida".

Libertad

El 16 de abril de 2017, Ronald Fields sale de la penitenciaría en Salinas, California, después de 32 años, seis meses y 11 días en prisión.

Respira sonriente pero sabe que no será una transición fácil.

Tenía 24 años cuando ingresó a la cárcel y ahora es un hombre mayor que necesita medicamento para su alta presión.

Ronald Fields
Image captionRonald Fields sabe que la transición a la libertad no será fácil.

Tiene apenas US$978 en su cuenta, dinero acumulado después de tres décadas de trabajar fabricando muebles en la cárcel a 80 centavos la hora.

Tendrá que conseguirse un empleo y por el resto de su vida tendrá que reportarse, dos veces al mes, ante un funcionario carcelario que le tomará muestras de orina para controlar el uso de estupefacientes y consumo de alcohol.

Pero se siente optimista: "Hubiera podido seguir en la cárcel por el resto de mi vida y ellos (los Taylor) se hubieran opuesto a mi libertad", expresa. "Me hicieron sentir más humano, menos perdido y más civilizado".

Aunque sus padres y su hermana han muerto, y perdió el contacto con sus hermanos, Ronnie tiene dos hijos y un hijastro, además de siete nietos y dos bisnietos que solo había conocido en fotos.

Ronald Fields (izq. de camisa roja) con su familiaDerechos de autor de la imagenRONALD FIELDS / BBC
Image captionRonald Fields (izq. de camisa roja) con su familia

Pero también tiene otra "familia" con la que tiene una relación que le permite estar motivado. Denise lo recoge de vez en cuando en su auto para salir de compras o comer algo.

Un día regresaron a Compton al lugar del crimen, donde ella nunca había estado. La visita cierra un ciclo.

El estar allí le hace sentir a su hermano más de cerca.

Pero Denise Taylor sabe que su vida y la de Fields son muy diferentes y que su relación con Ronnie no va a reemplazar la que hubiera podido tener con su hermano pero dice: "Él está arrepentido".

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