Pampeano ingenioso convirtió el campo inundado en un destino de pesca

Que el ingenio del hombre puede no tener límites es casi una certeza.
miércoles, 6 de noviembre de 2019 · 09:21

En las situaciones más complicadas algunos se suelen entregar a la pesadumbre y el padecimiento; en cambio otros le buscan alternativas.
En nuestra provincia se han dado dos tipos de contextos. Uno que tiene que ver con la sequía -como está aconteciendo-, que en un momento derivó en incendios de grandes extensiones; y otro con el exceso de agua, que llevó a que muchos campos de la zona quedaran inundados, y obviamente inutilizados para la producción.
En el primero de los casos, algunos pequeños productores hicieron lo inimaginable para poder subsistir: hubo pequeños campesinos -que veían cómo sus rodeos se iban diezmando por la hambruna producto de la falta de agua, y consecuentemente de pasto-, y así estuvieron los que decidieron trasladar en camiones, desde largas distancias, el líquido vital. No obstante el recorrido era tanto que no conseguían el objetivo de salvar sus vacunos. Un productor contaba hace pocos días que la debilidad de los animales era tanta que en la desesperación llegó a frotarles las patas con un ungüento (Atomo) para tratar de mejorar su condición y evitar que cayeran al piso abandonándose a su suerte. Los esfuerzos fueron vanos. Lo perdió casi todo.

Inundaciones, otro flagelo.
Y cuando la cuestión es al revés, cuando llegan las inundaciones, la cuestión no es precisamente mejor. En todo caso es una dificultad harto difícil de superar, y naturalmente desesperante. Ya desde 2001 para aquí las inundaciones hicieron estragos en casi 2 millones de hectáreas en nuestra provincia; y se repitieron en varias oportunidades, como sucedió en 2017 obligando a muchos lugareños a abandonar sus predios.
Esto le sucedió a una pareja de pequeños productores que tienen su establecimiento a unos 10 kilómetros al sur de Eduardo Castex, a la vera de la ruta 35. Es en un sector de curva, a la altura del kilómetro 396.

Pesca de pejerrey.
El circunstancial pasajero podrá advertir, al pasar por el lugar, que un par de grandes carteles anuncian: «Pesca de Pejerrey – Laguna La Curva» – Celular 2334 485108/400212. Ruta Nac. Nº 35, Kilómetro 396″.
¿De qué se trata? De una alternativa que se les ocurrió a Daniel Cometto y Sonia Tamagnone, propietarios del predio, que en más de una oportunidad vieron cómo sus tierras eran invadidas por las aguas, tornando imposible cualquier actividad agropecuaria. Incluso un emprendimiento de cría de cerdos que habían iniciado -tuvieron algo así como 400- paradojalmente naufragó en el intento.
Más allá que en su momento la inundación incluso los obligó a dejar su vivienda campestre, que quedó en medio del agua -residieron algunos meses en Castex en aquellos meses-, no se resignaron y pensaron cómo podrían superar la situación.

¿Qué hacer con la laguna?
Utilizaron la imaginación y se dijeron: ya que tenemos una laguna veamos cómo podemos hacer para que de alguna manera nos sea útil, que nos resulte productiva. Así se decidieron a sembrar pejerreyes, para en un tiempo determinado transformar el lugar en un coto de pesca.
Después de varios meses la idea rindió sus frutos: habilitaron el campo para que los amantes de la pesca pudieran dedicarles sus horas a la actividad. Acondicionaron la zona, e incluso pusieron a disposición una proveeduría, donde los pescadores podían hacer sus compras para pasar más de una jornada en el lugar.

Hasta 500 pescadores.
«En un momento llegamos a tener 500 personas aquí», dijo Sonia a un cronista de LA ARENA que el pasado domingo pasó por el establecimiento y charló brevemente con ella.
Cabe señalar que actualmente, y hasta el 30 de noviembre, rige el período de veda del pejerrey por desove en nuestra provincia, por lo que está prohibida la realización de toda competencia deportiva y actividades de pesca comercial relacionada con la especie, en ambientes de aguas interiores provinciales.

Lo que viene.
No obstante, se espera que apenas pasado este período, el paisaje en La Curva vuelva a ser el que se observaba meses atrás, con autos y camionetas llegando al lugar, y pescadores instalando sus carpas y sombrillas para dedicarse a la actividad que tanto placer les depara, y de paso ir preparando el tradicional asadito a la vera de la laguna.

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