Murga "Repartiendo Alegría"

BARRIO RANQUELES VII: “La vianda viene bárbara. Hay familias que no tienen para poner un plato en la mesa a la noche. Esto ayuda muchísimo. Está difícil para todos. A veces no se llega a fin de mes”

“Mi hija viene desde los tres años, ahora tiene ocho. Está feliz. La murga es un espacio que los saca de la calle, de las pantallas, del celular… Acá juegan, comparten, y lo más importante: comen.”
jueves, 8 de mayo de 2025 · 20:57

En el barrio Ranqueles, la murga “Repartiendo Alegría” no es solo un espacio para que los chicos bailen y toquen el tambor. Es mucho más que eso: es contención, es familia, y también un plato de comida caliente al final del día.

Eveli, mamá de una de las niñas que participa del programa, compartió con En Boca de Todos HD lo que significa este espacio para su familia y para tantas otras del barrio.

“Mi hija viene desde los tres años, ahora tiene ocho. Está feliz. La murga es un espacio que los saca de la calle, de las pantallas, del celular… Acá juegan, comparten, y lo más importante: comen.”

La murga “Repartiendo Alegría” funciona como parte de los talleres barriales impulsados por el Municipio a través de la Base del Ranqueles. Allí, después de cada encuentro, los chicos reciben una colación o vianda, que muchas veces es la única comida segura del día.

“La vianda viene bárbara. Hay familias que no tienen para poner un plato en la mesa a la noche. Esto ayuda muchísimo. Está difícil para todos. A veces no se llega a fin de mes”, agregó Evelin, quien también trabaja en la base barrial.

A pesar de que tanto ella como su marido tienen empleo –él en el Concejo Deliberante y ella en un programa municipal– reconocen que la situación es crítica: la inflación, el costo del alquiler, los útiles escolares, la comida… Todo cuesta más.

“Yo tengo cuatro hijos, y todo sube: hay que vestirlos, darles de comer, mandarlos al colegio. Hay familias que alquilan, que tienen más chicos, y la están pasando muy mal.”

El testimonio de Evelin pone en evidencia el rol central que tienen estas iniciativas comunitarias: no solo desde lo cultural y educativo, sino como una red de apoyo vital frente a la creciente necesidad.

“Gracias a Dios están estos espacios. Los profes siempre están para ellos. No nos podemos quejar. Y hoy la pizza estaba rica, ¿no?”, dijo sonriendo, mientras su hija disfrutaba de la merienda compartida.

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