La felicidad de la Murga "Repartiendo Alegría", que combate la tristeza de la necesidad: “Queremos que sea un espacio para sacar a los chicos de la calle y que tengan algo lindo para hacer”

En el corazón del barrio Ranqueles VII...
jueves, 8 de mayo de 2025 · 20:07

En el corazón del barrio Ranqueles VII de General Pico, funciona la murga “Repartiendo Alegría”, una agrupación barrial que desde hace ocho años viene creciendo y hoy vuelve a funcionar como taller oficial de  La Base, a través del municipio.

“Esta murga nació con mi hermano. Hace ocho años que estamos y seguimos firmes”, contaron los referentes del grupo,  Lorena Castro y Kevin Palmero, quienes lideran este espacio que llegó a tener más de 120 chicos durante los corsos de verano y que, pese al frío, sigue convocando entre 30 y 50 chicos cada semana.

Un refugio de música y contención

La murga funciona actualmente una vez por semana —los días aún se ajustan según el calendario de actividades barriales—, pero la intención es sumar más días de ensayo conforme avance el año. Los encuentros son de 18 a 20 horas en la plaza del barrio, un espacio que, según dicen, “está muy lindo” y ya es parte de la identidad murguera.

Además del ensayo y la expresión artística, cada encuentro termina con una colación. “Hoy, por ejemplo, tenemos una porción de pizza con una naranja”, comentan, destacando que las meriendas o cenas se reparten en todos los barrios de forma rotativa como parte del acompañamiento social.

Más que música: sueños en movimiento

Además de participar de corsos barriales y festejos del Día del Niño, la murga sueña con llegar a los corsos de invierno en Santa Rosa. Para eso, se proyectan rifas y otras actividades para financiar el viaje. También se abren a participar en cumpleaños de 15 y eventos comunitarios del barrio, aunque, al depender del municipio y trabajar con menores, cada salida debe gestionarse con permisos y seguros.

“Queremos que sea un espacio para sacar a los chicos de la calle y que tengan algo lindo para hacer”, afirma Adriana. Y no es solo discurso: ella misma es murguera desde los 18 años. “Arranqué con Tapufete, que fue la primera murga de acá. Hoy veo venir a las hijas de las chicas que yo tenía en ese entonces. Es hermoso”.

Una red de alegría que no para de crecer

Los padres y madres del barrio acompañan con entusiasmo y se muestran agradecidos con el proyecto. Mientras tanto, “Repartiendo Alegría” sigue demostrando que la cultura popular también es herramienta de inclusión, identidad y transformación.

Para más información o para colaborar con el grupo, podés acercarte a la plaza del barrio Ranqueles VII los días de ensayo o contactarte a través de los referentes del programa municipal.

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