Una mujer con campo en Pico fue premiada como la "mejor ganadera" de Argentina

María Aurelia Allende, una productora rural...
lunes, 21 de enero de 2019 · 18:58

María Aurelia Allende, una productora rural que tiene uno de sus campos en la zona de General Pico, fue distinguida con el Premio a la Excelencia Agropecuaria La Nación-Banco Galicia, en la categoría Mejor Ganadero, por haber maximizado los indicadores productivos mediante un planteo sustentable.

“No se puede explicar lo que siento con este reconocimiento. Me propuse mejorar lo que fundó mi bisabuelo, que inició la actividad agropecuaria en 1889, en La Pampa. Eran tiempos muy difíciles para el país y su fuerza me generó gran admiración. Por eso, cuando tomé mi parte de la herencia, armé mi empresa y, en 2002, en medio de otra gran crisis económica, decidí administrarla personalmente. Hoy, mis campos son referentes en sus zonas”, contó Allende al sitio web Valor Carne.

Se consagró, así, en la primera mujer en recibir esta distinción. La empresa cuenta con dos grandes establecimientos, La Aurelita, en General Pico, que tiene suelos arenosos, y Sauce Corto, en Coronel Suárez, cerca de Sierra de la Ventana, Buenos Aires, con amplias superficies quebradas. Sobre esta base, se diseñó una estrategia integral para cumplir con los objetivos trazados desde la hora cero: mejorar los suelos, las instalaciones, los cultivos y los rodeos, además de estabilizar los resultados económicos, atento a la sustentabilidad del sistema.

“Confieso que después de tomar la decisión me agarró vértigo. Porque uno fija metas pero a partir de ahí tiene que hacer lo prometido. Por ejemplo, teníamos un porcentaje de preñez del 80 a 85% y nos propusimos superar el 90%. Era un enorme desafío para un rodeo de magnitud como el nuestro, con más de 12 mil cabezas”, dijo Allende, aludiendo a la importancia de los herramientas implementadas en lo tecnológico y organizativo para preservar el legado familiar y superar las marcas históricas.

 

Modelo premiado

Un cambio estratégico en la actividad ganadera, a la que dedican un 30% de la superficie total, fue pasar de un negocio de ciclo completo más compra y capitalización de terneros, a otro de ciclo completo cerrado de hacienda propia de calidad.

“Cuando empezamos había vacas de cría en los rincones del campo y un antiguo plantel de vientres que hasta mediados de los ’80 provenía del Shorthorn. Se compraban terneros cruzas en el norte y algo de británicos, se recriaban e invernaban a pasto y se vendían animales pesados. Mi idea era armar un rodeo Angus negro y colorado, apuntando a producir la mejor carne”, reveló la empresaria, que hoy cuenta con 12.137 cabezas, más o menos la misma cantidad que hace 15 años, aunque todas nacidas tranqueras adentro y con genética de excelencia.

“Al principio, mejoramos los rodeos con la incorporación de toros y terneras de calidad; y luego guardamos 1.000/1.500 terneras todos los años como reposición. Hacemos un trabajo de selección muy fuerte y hoy tenemos un plantel de 4.228 madres Angus”, sostuvo Allende, aludiendo a que cuenta con asesores en lo técnico y productivo, con los que mantiene reuniones mensuales donde intercambian ideas para cumplir con los objetivos.

El ciclo completo se sigue haciendo a campo abierto, aunque se implementaron un conjunto de prácticas como siembra directa, curvas de nivel, rotaciones de cultivos agrícolas con pasturas y verdeos, cultivos de cobertura, suplementación estratégica y otras técnicas de manejo del rodeo, que dieron sustento a indicadores de eficiencia nunca vistos en la región.

¿Porcentaje de preñez? Una herramienta clave que contribuyó a aumentar la preñez de los rodeos generales es el seguimiento del estado corporal de los vientres. “Hacemos informes semana a semana de cada uno. El capataz y el puestero aprendieron a evaluarlos y no hay ninguna duda, ni discrepancia al respecto. Nos podemos parar delante de una vaca tres personas y coincidimos en la calificación”, contó Nito Martín, asesor de la firma. “Hoy tenemos una preñez de alrededor del 97%, en ambos campos, cuando en la región promedia el 70 a 80%”, agregó, aclarando que también se puso énfasis un plan sanitario muy completo.

Otro avance en esa línea fue abandonar el primer servicio de las vaquillonas a los 15 meses. ¿Cuál era el problema? “Si lo dábamos tan temprano, coincidían con las vacas. Entonces, cuando recibían el segundo servicio tenían bajo estado corporal. Por eso, decidimos hacerlo a los 18 meses para que la parición fuera en mayo-junio. De este modo, al siguiente servicio ya no están con el ternero al pie. En octubre-noviembre tienen muy buen estado corporal”, explicó. Esto también se reflejó en el porcentaje de preñez que en el primero y segundo servicio está en la misma línea que el rodeo general, como se dijo del 97%. “Los ajustes se hicieron al inicio, luego se respetaron y no hubo sobresaltos: nuestros registros muestran estabilidad en los últimos cinco años”, subrayó Martín.

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