El Veterinario Piquense Mauro Verna protagonista de una historia de cuento con final felíz: Le salvó la vida a la yegua campeona "La Renoleta"

La historia de La Renoleta...
jueves, 11 de julio de 2019 · 10:03

La historia de La Renoleta, contundente ganadora del Gran Premio Estrellas Distaff (G1) el sábado en Palermo es la historia del turf mismo. Esa que habla de sacrificios, de amor incondicional por el caballo sangre pura de carrera. Y la que habría que contarles a muchos “proteccionistas” que se llenan la boca, muchos de ellos con “banca política”, hablando de maltrato animal desde la ignorancia de no haber estado un día en un stud o en un haras.

De no saber de qué se trata esta actividad que vive por y para el caballo. Criada por Bioart S. A., a los 2 años la hija de Treasure Beach ingresó al stud de Roberto Pellegatta, pero al poco tiempo comenzó a sufrir de constantes cólicos que menguaron su vareo. Hasta que debieron operarla de urgencia, una delicada intervención a cargo del cirujano piquense Mauro Verna (Hijo del Gobernador Carlos Verna) en la que le extrajeron un hilo de boyero (elemento que se usa para que los animales sueltos no pasen a otro potrero) que se había tragado en su etapa en el campo, y el cual se le había hecho una pelota que le obstruía los intestinos. El objetivo de salvarle la vida fue exitoso. Luego vino una larga y paciente recuperación en la que el equipo de Juan Antonio pasó noches sin dormir hasta que la zaina sanara sus heridas.

Después sobrevino su venta, porque la realidad es que es muy difícil que luego de un episodio así un ejemplar pueda volver a correr y los nuevos dueños de la potranca, sin saberlo, y ahí también radica la magia del turf, compraron “un cheque en blanco” que les depararía muchas alegrías. La mano de un entrenador joven y sacrificado como Javier Fren hizo el resto.

Es decir, mantener invicta a la por entonces representante del stud Fonck en sus tres primeras salidas condicionales en 1200, 1400 y 1600 metros. Pero redobló la apuesta el profesional y se animó a dar el salto a los 2 kilómetros y a un Grupo 1. Si La Renoleta había superado tanto: ¿Cómo no iba a superar este nuevo desafío? Y en un final feliz de cuento de hadas La Renoleta lo hizo realidad.

En el medio la ahora galopadora se vendió, de ahí que su jinete la haya montado en la redonda con sus viejos colores y después se haya cambiado de chaquetilla detrás de la gatera. En la pista la yegua hizo lo de siempre. Nunca se amilanó por sus encumbradas y experimentadas rivales. Siempre vino cerca mientras City And The Sex escarbaba adelante. Y cuando Villagra la llamó a correr en la recta, mostró guapeza, temple y una calidad enorme para dominar entre Dia Feliz y Bamb Harlam y escapar rumbo a la gloria. Sí, la gloria, porque ese es el lugar que se merecen los ejemplares como La Renoleta, esos campeones que se levantan una y otra vez sin importarles cuan fuertes sean los golpes y para dejar sus nombres escritos en la historia.