Doce años de cárcel a un conductor que mató borracho

La Justicia...
viernes, 23 de agosto de 2019 · 07:18

La Justicia bonaerense condenó ayer a 12 años de prisión a un hombre que atropelló y mató a un adolescente de 18 años. El conductor manejaba alcoholizado a alta velocidad en la ciudad de Bahía Blanca y ese fallo se suma a uno anterior en el que se considera al auto «como un arma de fuego».
El Tribunal Oral Criminal Nº 3 condenó a Galo Ochoa por homicidio simple con dolo eventual y usó fundamentos similares a los que se utilizaron para condenar (a principios de este año) a 9 años de prisión a Alexis Sturzenegger por chocar y matar a Facundo Saccoccia, otra joven víctima del tránsito bahiense. Ochoa, que no estuvo presente en el veredicto, provocó la muerte de Matías Streitenberger. Los jueces entendieron que fueron claves la velocidad, el estado de alcoholismo, la buena iluminación pese a la nocturnidad y la violación de las reglas de tránsito y de comportamiento y la «experiencia de vida» de Ochoa. Y que él era consciente de que podía evitar todo eso.
La fiscalía y la querella habían pedido 18 años y el abogado defensor Sebastián Moriones la absolución. Tras el fallo, la mamá de Matías, Marcela Morini, se mostró «conforme por haber confirmado la intencionalidad y que mi hijo no estaba cruzando mal». La mujer le dedicó el veredicto a los amigos de Matías «porque sirve de ejemplo de que la vida del otro importa».
Por su parte el abogado de la familia, Sebastián Martínez, celebró que este tipo de fallos ayuda a las personas a tomar conciencia antes de manejar un vehículo. «Sirve de advertencia frente a futuros casos que ojalá no sucedan», agregó.
La semana pasada, una vez finalizados lo alegatos del juicio, Ochoa dijo que más allá del fallo, su condena «va a ser de por vida». El 1 de enero de 2018, Matías fue atropellado a más de 120 km por hora en la autovía Raúl Alfonsín, donde la velocidad máxima permitida es de 60km/h.
Además, tenía 1,97 de alcohol en sangre, cuando lo permitido para conducir un auto es 0,5. Matías tenía 18 años y murió en el acto.

«No es improbable».

En el caso anterior, los jueces consideraron que quedó probado que Sturzenegger asumió la conducción de su auto sabiendo que había bebido alcohol (tomó cerveza entre las 22.30 y las 2.20) y decidió no respetar las normas de tránsito (velocidad excesiva e invasión del carril contrario). De esa manera, dejó «librado al azar» la producción del resultado mortal de terceros.
El tribunal que lo juzgó dividió el dolo en 3: dolo directo de primer grado, de segundo grado y eventual. El primero es aquel que se produce cuando uno toma un arma y dispara contra otra persona para matarla; el segundo se da como consecuencia necesaria si alguien, por ejemplo, coloca una bomba para matar a un pasajero de un avión pero elimina al resto y el eventual, como en este caso, cuando el autor conoce que su conducta crea un peligro concreto (puede matar a otro) y si bien no busca ese resultado sabe que no es improbable.
«Solo puede sostenerse que existió dolo eventual cuando el sujeto se representa la posibilidad del resultado, corre el riesgo e igual actúa, con el único afán de lograr un efecto plagado de egoísmo. No es la mismo ‘debió prever’ a que previó y asintió, y dado que el dolo eventual es una especie de dolo, debe estar presente el elemento volitivo que no es otra cosa que asentir lo representado como posible».

 

 

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