Familia del policía envenenado pide que se investigue

Familiares...
martes, 14 de septiembre de 2021 · 10:03

Familiares de Gabriel Páez Albornoz, efectivo de Seguridad Rural que se encuentra internado en Terapia Intensiva tras sufrir una intoxicación, reclamaron que se investigue quién brindó el dato falso de su fallecimiento. A su vez, expresaron preocupación por la seguridad del hijo, que está en custodia de la madre y principal sospechosa del hecho.
Su padrastro, Raúl Ortiz, y su hermano, Roberto, contaron el calvario que les tocó vivir ayer, luego de que desde la Jefatura de Policía informaran erróneamente sobre la muerte de Páez Albornoz. «Yo lo tomé como hijo porque cuando me junté con la madre él tenía un año y medio», empezó a relatar Raúl en el comedor de su casa. «Lo criamos con la madre, le dí todos los estudios».


Un policía se presentó en su vivienda en la noche del domingo y le preguntó quién le pasaba los datos del hospital, según comentó. «Hoy (por ayer) a la mañana, a las 7.30 más o menos, empezó a sonar el teléfono. Yo tengo registrador de llamadas y daba anónimo. Decían ‘hola’ y me cortaban. Llamaban a cada rato y me tuve que levantar», continuó y señaló que luego su otro hijo le informó de la muerte de Gabriel.
«Avisé a mis vecinos, a mis hermanos, y me fui a la Sala Velatoria para ver si había ido alguno para hacer los trámites del velorio. Yo me jubilé en el cementerio local, y cuando me vieron me preguntaron cómo andaba, ‘bien’ les dije, ‘no tan bien pero bueno’ y les conté que me habían avisado que había fallecido mi hijo», agregó. Su intención era averiguar si alguien había iniciado los papeles y asegurarse de que «no se lo lleven de acá, porque ella (en alusión a la pareja del efectivo) es de Castex, o que lo cremen».
En ese lugar no tuvo suerte, por lo que decidió llamar al cementerio y pedir que limpien la bóveda que tiene allí. Luego decidió irse hasta el hospital Lucio Molas para conseguir más información. «Pregunté a la guardia de la Policía que estaba allá y me dijeron que no, que estaba vivo, que ellos no tenían nada».

Verlo en persona.
Raúl quería asegurarse por lo que intentó ingresar en la terapia intensiva y «comprobar si estaba vivo o muerto». Allí se encontró con un hombre que no lo dejaba pasar «porque no era familiar directo. Le pregunté cómo sabía que no era familiar directo». Sin embargo, la única respuesta que recibió «de malos modos» era que «no podía ingresar».
Justo llegó al lugar su otro hijo, Roberto, quien sí pudo ingresar. «Pregunto si puede pasar él y me dicen que sí, no queríamos ir de visita ni estar dos o tres horas. Queríamos comprobar si estaba vivo o muerto, porque nos decían que había fallecido y estábamos re mal».
Mientras Roberto ingresaba a la terapia, Raúl se cruzó con un efectivo policial que, entre lágrimas, le dio el pésame. «Después llegaron cuatro o cinco policías más porque se enteraron que había fallecido. Les dije que se queden tranquilos porque estaba vivo y se me quedaron mirando, habrán dicho ‘este está loco'».
Todos se habían enterado por los medios que difundieron la noticia. «En todos lados estaba, después resulta que dicen que el jefe de Policía (Héctor Lara) había comunicado del fallecimiento, pero como Jefe de Policía primero averiguás si es cierto o no. Cómo vas a salir por todos los medios a decir ‘falleció’ y son mentiras».
Por estos motivos, lo que buscan es que «se investigue esa llamada, de dónde salió. Yo no tengo estudios, pero me doy cuenta y un rastro tiene que haber».

Preocupación.
Por otro lado, Roberto también manifestó su preocupación por la seguridad de su sobrino. «Le dieron prisión domiciliaria (NdR: a la pareja de su hermano, principal sospechosa de haberlo envenenado) sin tener tratamiento con una profesional y está exponiendo a mi sobrino. Ella está con él. Cómo confirman ellos que no le va a pasar nada ¿Y si lo envenenaba o si le pasa algo? «Queremos que se haga justicia, porque están exponiendo a mi sobrino a una persona peligrosa, que no está bien psicológicamente. Porque una persona envenena al padre de su hijo no está bien», concluyó.

La Policía informó erróneamente.

Gabriel Páez Albornoz, el efectivo de Seguridad Rural que se intoxicó tomando un licuado, continúa en «estado crítico». La confirmación llegó luego de que desde Jefatura de Policía se informara erróneamente sobre su muerte.
Este lunes por la mañana la prensa local se hizo eco de la noticia sobre el presunto fallecimiento del efectivo a raíz de la información que se brindó el jefe de Policía, Héctor Lara. «El estado de salud es el mismo, sigue grave y su situación es compleja», indicaron y remarcaron que en ningún momento recibieron una comunicación formal que acreditara las versiones que circularon.
«Se encuentra en el mismo estado, si bien es grave tiene posibilidades de salvarse. Pero todavía está en estado crítico», completaron.
Desde la Policía admitieron el error a través de un comunicado que se difundió minutos después de las 13. «El Departamento Relaciones Públicas de Policía de La Pampa comunica que durante la mañana de hoy (por ayer) se informó erróneamente a esta Institución sobre el fallecimiento del Sargento Gabriel Páez Albornoz», señalaron.
«Chequeado a través del Servicio de Sanidad Policial, directamente con Terapia Intensiva del hospital Molas, se confirma la información errónea, encontrándose el efectivo policial vivo y en las mismas condiciones médicas que el día de ayer. Se tratan de establecer las causas del error», concluyeron.
El efectivo, de 37 años, cumplió ayer una semana internado en el área de Terapia Intensiva del establecimiento sanitario. Su cuadro de salud es grave y continúa con asistencia respiratoria mecánica y alimentación por sonda, aunque en pocas cantidades debido a que no funcionan bien sus órganos producto de la intoxicación que habría sufrido.

Principal sospechosa.
La investigación tuvo un drástico giro el viernes 10 de. Ese día, tras un allanamiento en donde encontraron en el patio de un vecino la sustancia que habría sido utilizada para envenenar al efectivo, se ordenó la inmediata detención de su pareja, Yanina Coronel. «Encontramos evidencias que a nuestro criterio vinculan directamente a esta mujer al menos con el preparado que tomó el hombre y que le causó el estado de salud que tiene», explicaron desde la Justicia.
Entre las pruebas que se logró reunir en la causa está acreditado que la mujer habría preparado el licuado. En la licuadora hallaron restos de «metomil», un poderoso insecticida, y en el patio de la casa del vecino hallaron un paquete de esa sustancia. Todo esto es lo que hizo que la mujer se transforme en la principal sospechosa y se presume que intentó descartar las pruebas tirándolas antes de que se concrete el allanamiento en su vivienda.

Domicialiaria.
Tras la detención, al día siguiente fue formalizada por la Justicia. En una audiencia presidida por la jueza María Florencia Maza, el Ministerio Público Fiscal, representado por Oscar Cazenave, le imputó el delito de tentativa de homicidio agravado por el vínculo y pidió la prisión preventiva. La imputada decidió no declarar en fiscalía previo a la audiencia de formalización.
El defensor particular de Coronel, Rodrigo Villa, se opuso y pidió una medida menos gravosa, como el arresto domiciliario. La magistrada determinó que quede en prisión preventiva, bajo arresto domiciliario con pulsera electrónica, en principio por 30 días.

 

 

L.A.

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