Conocé a la pampeana de 104 años - Mirá

"… no tomo ni una aspirina. Nada de nada"
sábado, 16 de noviembre de 2019 · 19:04

«No… no tomo ni una aspirina. Nada de nada», dice y sonríe con dulzura. Laura Fernández está a semanas de arribar a los 105 años de vida. Nada menos.
Nacida el 10 de enero de 1915, llegó esta semana a Santa Rosa por algunos días para visitar su pueblo natal, Quehué, y también a algunos familiares que le quedan aquí, como su sobrina Coca Amigo.
Fue precisamente Carlitos Amigo quien contó la novedad a un cronista. «Es tía de mi madre, y me gustaría que charlaran con ella porque es todo un personaje…», explicó.

Nacida en 1915.
El día de su nacimiento, en 1915, se desarrollaba la Gran Guerra, iniciada unos meses antes; en Argentina gobernaba Victorino de la Plaza, que reemplazaba al fallecido presidente Roque Sáenz Peña. Ese mismo año los astrónomos pudieron fotografiar por primera vez a Plutón, aunque todavía no le habían asignado el nombre que hoy tiene.
Pasó más de un siglo desde entonces… Y resulta difícil tanto tiempo después imaginar qué era Quehué en aquellos años. La localidad conocida al principio -en su fundación el 7 de noviembre de 1896- como «El Caldén», estaba en directa relación con la habilitación del tramo ferroviario Utracán-Quehué-Naicó. Recién en 1907 el Consejo Nacional de Educación creó la escuela primaria, y la Comisión de Fomento se inauguró en 1920, cuando Laura arribaba a sus 15 años.

Regreso después de 20 años.
«Está muy lindo Quehué… estuve visitándolo: asfaltado y prolijo. Y hasta me recibió el intendente, y fuimos a visitar mi casa paterna, que está deshabitada», expresó no sin cierto orgullo al mencionar su encuentro con Fernando Tuñón.
Regresó a La Pampa después de más de 20 años, especialmente para saludar a Lidia Galárraga (89), Coca, la mamá del querido Carlitos Amigo. Éste, en su domicilio, nos recibió junto a su compañera Miriam para que podamos charlar con Laura, quien llegó junto a sus dos nietos, Fabricio y Bárbara.

Trabajando con Tomás M. González.
Entró a la casa tomada de los brazos de ambos, con un bastón que le ayudaba para trasladarse más segura, pero que enseguida -pura picardía- dejaría a un lado cuando llegó el momento de las fotos… Sonreía con dulzura, mientras sus nietos y también Carlos y Miriam la adulaban y agasajaban.
Después de posar contó: «Nací en Quehué, donde estuve hasta los 15 años que me vine a Santa Rosa. Aquí trabajé con el doctor Tomás Mariano González (el estadio municipal lleva su nombre), un médico muy reconocido… empecé como secretaria, pero al tiempo me desempeñaba también como enfermera y hasta me tocaba hacer rayos», narra recordando casi como si lo estuviera viendo.

A Buenos Aires.
Cuando tenía 26 -¡hace nada menos que 93 años!- marchó a Buenos Aires, donde conocería a Jesús Vázquez, quien se convertiría en su esposo y el papá de su única hija, Elvira, precisamente la mamá de los nietos que ahora la acompañan. «Mi esposo trabajaba en Maestranza en el Banco Central, y vivíamos en el partido de Vicente López, en la localidad de Florida», expresa Laura.

Laura, bailarina.
«Tenía muchas ganas de venir y volver a Quehué, y además de ver a mi sobrina… así que estuve en mi pueblo, que está muy cambiado, prolijo, asfaltado… me recibió el intendente y me trataron muy bien. También (ya en Santa Rosa) fui al Geriátrico ‘El Remanso’ y charlamos con Coca… y sí, se armó como una fiesta y bailamos un poquito», admite sonriente. «Me gustan los pasodobles, algún tango…», completa, mientras su nieto muestra un video donde se la ve el día anterior bailando con un señor, y moviendo sus caderas mejor que quien escribe esta nota (que no es de los más duchos en la materia, claro).

Nota en TN.
Laura usa lentes sólo porque se acostumbró, pero en realidad no los necesita, ni para leer, ni para ver televisión. «Eso es lo que hago en mi casa… a las 7 u 8 de la tarde ya me meto en la cama y miro sobre todo los noticieros», comenta. Hace un tiempito -cuando cumplió los 104-, sus vecinos cerraron la calle y armaron una fiesta, y en esa oportunidad el periodista Julio Bazán le hizo una nota para TN, el canal de noticias. «La verdad es que Bazán parecía mayor que ella», comentó un ex magistrado de la justicia pampeana que vio ese reportaje, y que también quería decirle a este diario que Laura estaba en Santa Rosa: «Vi la nota y ella le dijo tres veces el nombre de sus nietos… el periodista le preguntó varias veces lo mismo y ella lo miraba como diciendo ‘qué le pasa a este’, pero igual le respondía», dijo entre risas el ex funcionario judicial.

«Ni una aspirina».
¿Cuál es el secreto de la longevidad? Seguramente tiene que ver con la genética de cada individuo, pero no parece haber una fórmula mágica. Lo cierto es que personas como Laura, por lo general no toman medicamentos -«ni una aspirina», corrobora-, y han mantenido hábitos sanos durante toda su vida.
Sus nietos cuentan que hasta no hace mucho se daba algún gusto, «como tomarse una cervecita», pero ahora casi no lo hace.

Al Super, caminando.
«¿Si voy al supermercado? Sí, claro, tengo que hacer las compras. Camino con el changuito unas 8 ó 9 cuadras y me llevo lo que necesito… todos me conocen en el barrio, y aunque parezca mentira muchos piden sacarse una foto conmigo», sonríe y presume un poquito Laura.
Pero no sólo eso, sino que además vive sola, y se prepara su propia comida: «algún churrasco, o un bife de hígado, ensaladas, pescado, fideos… pero en su justa medida», aclara. Aunque le gusta comprar alitas de pollo, que algunos consideran un alimento un poco pesado, «pero ella no tiene colesterol», expresa su nieto.

«No tengo várices».
Comenta que a veces mira el programa de Mirtha Legrand -¡que es bastante «menor» que ella!- y puede advertir que en su caso -el de Laura-, no necesita de cámaras de tevé especiales, porque su piel se mantiene increíblemente tersa: «Yo no tengo várices…», vuelve a ufanarse mientras los presentes le festejan la salida. «Abuela, ¡falta que quieras mostrar las piernas!», se ríe con ganas su nieta Bárbara.

Políticamente correcta.
Cuando se le pregunta de cómo ve la situación actual, con un país en crisis, y con un contexto complicado en Latinoamérica, Laura es cauta en sus expresiones: «Espero que venga algo mejor…», es lo único que dice, y se queda callada. Y es Fabricio el que acota: «Ella es así, siempre sus respuestas son políticamente correctas», sonríe.
«La verdad es que no sé si hay secretos… pero sí no hay que quedarse quieto, estar siempre en actividad», aporta ella para quien quiere saber cómo se hace para llegar a más de 100 años…
«Celebra la vida, celebra la vida,/que nada se guarda/que todo te brinda./Celebra la vida, celebra la vida,/segundo a segundo y todos los días».
Sí, Laura celebra la vida… vaya si la celebra. (M.V.)

La Arena

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