“Si me muero dirán que es por el coronavirus, pero será del corazón”

Dueño de un Restaurante en Intendente Alvear.
martes, 26 de mayo de 2020 · 09:40

Las consecuencias económicas de esta pandemia por el Covid-19 se están sintiendo con intensidad, aunque con claras diferencias entre los sectores. Mientras hay actividades que pudieron seguir produciendo desde aquel primer mandato para entrar en la cuarentena, otras debieron esperar un poco más para reiniciar sus actividades, aunque nunca fue igual. Algunas debieron reinventarse para apenas sostenerse, pero hay un sector, que nos ocupa en esta oportunidad, que sintió el duro impacto: los restaurantes. Carlos Velcott, un conocido comerciante gastronómico de nuestra Intendente Alvear, relató a El Norte en movimiento la acuciante situación que padece en la actualidad. “Si me muero dirán que es por el coronavirus, pero será del corazón”, dijo en medio de una extensa nota donde contó además una porción de su historia de vida, enmarcada en el trabajo y sacrificio puro para llegar a tener un cómodo y moderno local de más de 150 metros cuadrados. “Diez años me llevó conseguirlo, pero estoy decidido a venderlo, para dedicarme a otra cosa”, subrayó.

Sillas sobre las mesas, luz tenue y un silencio profundo cruzaba el desolado ambiente y “Carlitos” sentado, solo, en un rincón de su conocido comercio ubicado en la esquina de Avenida España y calle General Urquiza. Con ese cuadro se encontró el cronista de este medio, citado horas antes. El dueño de casa levantó la vista y el brillo en sus ojos fue inocultable. “Estoy mal, muy mal por todo esto que nos está pasando”, fue lo primero que dijo y ya no hubo necesidad de hacerle pregunta alguna.
“El 14 de marzo ya se había difundido todo esto de la enfermedad y ese sábado cerramos a las 11 de la noche porque no había gente. Y no abrimos nunca más, los restaurantes ya no pudieron desde el primer decreto. Pero mi bronca, la gran bronca que tengo es que muchas otras actividades pudieron de a poco comenzar a trabajar, algunos con las puertas cerradas, que entraban de a dos, que entraban de a tres”, indicó.

“Estuve con el intendente y le pedí que me explicara como era la situación, parece que el coronavirus vive en este restaurante, que hoy lo ves así todo ‘patas para arriba’, desolado, pero no debe vivir en un gran supermercado del centro, en donde me he encontrado con diez personas en la verdulería de ese lugar, ¿como es el asunto entonces?, unos pueden trabajar con mucha gente adentro y yo no.
“Le propuse al intendente que me dejara trabajar y no me permite por los ‘famosos’ decretos de los gobiernos. Le llevé mi propio protocolo: le dije que me autorizara a abrir y atender 20 personas en este lugar con capacidad para 80, bien separadas, con todas las medidas sanitarias y las distancias que me impusieran. Incluso le dije al intendente: ‘si me encuentras 21 personas aquí puedes clausurarme el negocio de por vida’. Pero no se puede. Mirá hermano, el gran sacrificio de toda una familia de muchos años se está viniendo abajo y mi estado de ánimo por el piso. Mi familia me pide que baje revoluciones con mi angustia, pero no puedo” subrayó.

“Quiero que me digan que diferencia hay entre este lugar comparado con otros. Veo que se junta gente en la Vieja Usina para reuniones, agasajos, 10, 15 personas o más ¿cómo ahí se puede?“, se preguntó.
“Me sugirieron que vendiera por redes sociales comidas rápidas para llevar, lo estamos haciendo y no trabajamos ni un 20 por ciento de lo que veníamos trabajando. Así no se puede. Lo mío es otra cosa, la atención personalizada, ese contacto cordial con cada cliente…estar ahí”, sostuvo y su voz se fue entrecortando…
“Ya tuve que pedir plata prestada para pagar la luz, el gas, familiares me ayudaron. Hice los trámites en el banco para conseguir esos créditos a tasa cero y todavía no tengo respuestas. A veces el vecino, sobre todo el laburante, espera que los que nos gobiernan se jueguen un poco más por nosotros. Les quiero preguntar si pueden vivir con un 10 o 20 por ciento de sus sueldos. Nosotros tenemos ocupada una señora para el restaurante, ahora viene medio día nada mas, la vamos ayudando con lo que podemos, eso sí, cuando nos recuperemos económicamente le pagaremos todo, igual, por tiempo completo”.
“Hoy llamé a El Norte en movimiento, aunque iremos al canal (noticiero televisivo local) con otros vecinos que están como yo, sin poder trabajar, para explicar la situación”, adelantó. “La biblia dice ‘no poner bozal al buey que trilla’, es una expresión para tener en cuenta, no paren la rueda, no dejen de ayudar al que trabaja”, sostuvo.

DIEZ AÑOS
“Es muy triste ver todo esto así, nos llevó diez años poder construir este local y ahora es como tener un coche cero kilómetro y no tener para la nafta. Diez años, ahorrando, sin salir a ningún lado, trabajando hasta de noche y ahora…pero estoy decidido a venderlo, para dedicarme a otra cosa”, subrayó.
“A mí no me pueden hablar de trabajo, a los 7 años ya me llevaban a cosechar uva, hasta las 11 estuve”, recordó el vecino nacido en Villa Atuel, provincia de Mendoza. “A los 12 terminé la escuela y al otro mi papá ya me había conseguido trabajo en una panadería. Ni un día de vacaciones tuve. No se si viene al caso pero trabajé desde pibe y toda mi vida para obtener esto. A ver tengo trabajo y quiero trabajar que se entienda y lo que me sucede ahora es para aumentar mi remordimiento, la bronca. Si me muero dirán que es por el coronavirus, pero será del corazón”, enfatizó el vecino.

Carlos Velcott llegó a Intendente Alvear en el año 1990, “estuve mucho tiempo paleando en los silos de Grainco Pampa, después 10 años con Carlos Nolt en el taller de tractores y me fui metiendo con Juan Carlos Taboada como mozo y fue él quién me dio esta oportunidad, me alquiló su restaurante como estaba, completo, lleno de todo, ni un contrato firmamos. ‘Ponete a laburar, cuando juntés la plata me pagás’, eso me dijo. Estuve dos años y medio hasta que me fui al centro y con la señora de Caride nunca tuve un problema. El trabajo ahí funcionaba e iba ahorrando y comprando cosas para levantar nuestro propio local…hace 5 años que abrimos y desde el sábado 14 de marzo que está cerrado, es triste, muy triste…es tanto el miedo que están metiendo con esto del Covid 19 que va a quedar en la gente, que no se si se va animar a volver a sentarse a comer en un lugar como éste, indicó. Estoy decidido a venderlo, para dedicarme a otra cosa”, reiteró para terminar.

  • Fuente: El Norte en Movimiento

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