Fue chocado, está internado hace 3 años y ahora regresa a Santa Rosa

Rubén Trotta...
martes, 12 de junio de 2018 · 00:00

Rubén Trotta (57 años), el ciclista que fue atropellado hace tres años en la avenida Perón, volverá a la ciudad de Santa Rosa luego de tres años de internación y recuperación en Buenos Aires.

Uno de sus hijos, Diego, publicó una emotiva carta en su cuenta de Facebook. Este martes 12 de junio volverán a la capital pampeana para seguir su recuperación en su casa.

Según contó, harán una caravana desde el Parque Caídos en Malvinas hasta la clínica Faerac, donde permanecerá tres días para realizarse estudios, y posteriormente será trasladado a su hogar.

Este siniestro ocurrió el 20 de junio de 2015, a las 12.30 horas. Trotta, quien se trasladaba en una bicicleta, fue atropellado por un Renault 18 conducido por Néstor Roseo.

La carta es la siguiente:

No queremos llegar solos a la clínica porque nunca estuvimos solos; esto lo hicimos todos juntos, desde el amor, las buenas intenciones, la empatía, el cariño, el buen deseo. Somos muchísimos los que pusimos un granito de arena para que papá pueda revertir un cuadro que durante mucho tiempo se supuso iba a ser irreversible.

¿Papá está igual que antes? No, no es el mismo de antes. Tiene sus necesidades y no hay que mentir ni mentirse en estas situaciones, porque eso daña. No obstante, es una persona que se encuentra apta para disfrutar de muchas cosas, que cuando alinea planetas logra hablar, cuando habla evidencia aciertos y errores, recuerda con certeza situaciones y otras no, pero respira, mira, y sobre todo siente.

La internación domiciliaria que nos espera es la que he deseado. En eso también estuvo la banca de cada uno que leyó y compartió mis enérgicos reclamos, de cada uno que aportó desde su lugar.

 

¿Qué es importante ahora? Darle amor, paz, alegría y confianza, que disfrute la vida, su casa, sus amistades, sus nietas, hija, vecinos, amigos, compañeros de trabajo, familia, todo lo que esté al alcance, con el mayor optimismo, mientras a su vez seguimos trabajando para rehabilitar el máximo posible.

La banda de La Pampa, la gente de siempre, la del pueblo, el vecino, el amigo, a ellos les digo que el calor siempre se sintió, que el aliento y sus palabras, sus gestos, fueron energía continua para rearmarse cada día. También personas que no conocíamos y con las que hoy tenemos un vínculo desde un episodio de vida tan excepcional. Desde distintos puntos de la provincia y del país recibimos apoyo masivo, esas cosas quedan marcadas y nunca van a borrarse.

Cada día compartido, anécdotas como dos millones más o menos, ja ja, de todo tipo y color, porque vivimos, porque fuimos intensos, pusimos mucha pasión, fuimos ese cuarteto con el que decoramos musicalmente la habitación, fuimos las charlas, fuimos los mates, fuimos las risas, fuimos los llantos, fuimos el dolor pero también el resurgir, fuimos comunión porque todos nos buscamos en estas situaciones y formamos la manada, esa manada que no dejó a nadie solo, que el sufrimiento de uno lo hace de todos, y la alegría siempre fue conjunta; excedimos los libros, la realidad superó a la ficción, estas historias son increíbles y, ¿saben qué? ¡Vale la pena!

Queremos seguir con una vida alegre, entusiasta, queremos ver a quién podemos ayudar, queremos mejorar nuestros defectos y falencias, queremos más, y vamos a buscar más, porque estamos dispuestos a levantarnos una y mil veces cuando sea necesario.

Por último, y muy personal, quiero agradecerle a mi viejo por cómo se dejó acompañar, no le puedo pedir más nada, casi tres años afuera de su casa, y es el quien sintió dolor en su cuerpo, yo lo que hice es nunca perder el ejercicio de ponerme en su lugar, en su cama, en su silla. Ojalá lo hubiera podido llevar antes a La Pampa, pero colocarlo adentro de su casa sin las condiciones que precisa era regalar su sacrificio y exponer su vida, lo que este hombre hizo cada día quedará tatuado en mi alma, se reinventó siempre, generándome un orgullo gigante.

 

Fuente: Diario Textual

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